viernes, 2 de julio de 2010

11 años, 3 meses y 10 días

Podría ser el título de una canción de Sabina o la sentencia condenatoria de un tribunal, pero no, es el tiempo que, según indica amablemente mi hoja de vida laboral, llevo trabajando. Y llevo algunos meses más que algún c****n no me dio de alta, pero vamos a dejarlo... 11 años, 3 meses y 10 días. Cuando uno recibe la carta temiendo que sea una multa por no-sé-qué-puedo-haber-hecho y ve la cifra, a mí al menos se me agolpan varios pensamientos que pugnan por salir, demasiados para la(s) pobre(s) neurona(s) que quedan: desde el manido "cómo pasa el tiempo" al "¿tantos años llevo ya?" o "pues no me queda ná", "está bien la información, pero mierda, me siento como un esclavo". Y por si uno no se lo acaba de creer, te incluyen una lista de todas las empresas por las que se ha ido pasando y el tiempo consumido en cada una de ellas. Y según se leen los nombres, por la mente van pasando imágenes, más o menos lejanas o agradables, de los diferentes lugares y vivencias y personas. Una profusión de sensaciones que dejan a uno desubicado atemporalmente y sin palabras.