martes, 19 de noviembre de 2013

Seven stops (based on a true story)

London_bridge
Mick subió al tren y se quedó en el pasillo. Venía bastante lleno y le gustaba ver cómo la gente entraba, salía, observaba y buscaba su camino. Todavía le resonaban las canciones que acababa de escuchar en el apoteósico concierto que había vivido. Había valido la pena regresar a Londres para esa ocasión tan especial.Ilsa subió al tren y se acomodó en el pasillo, al lado de un chico que, como ella, parecía no ser de allí y tenía la mirada ausente. Todavía le costaba creer que había hecho realidad su sueño de ver al grupo que había escuchado en casa desde niña. Había valido la pena invertir casi dos meses de sueldo en viajar a la capital de la música.

Mick volvió por un momento a lo que pasaba a su alrededor y vio a su lado una melena morena, larga hasta casi el infinito, donde empezaban unos jeans azules que terminaban con unos botines de piel. Al mirarla mejor la reconoció como la chica que había captado su atención dentro del O2, mientras salía a buscar una cerveza. Estaba cerca de su sitio, probablemente desde el principio, pero solo en ese momento vio su cara resplandeciente, con el brillo de la ilusión en su mirada pendiente de todo lo que ocurría encima del escenario. Había pensado en buscar cualquier excusa para acercarse y hablar con ella pero no lo había hecho.

Ahora que la casualidad la había traido a su lado tenía otra oportunidad. La emoción del concierto le animó a iniciar una conversación que empezó por el show compartido, siguió por el grupo admirado, pasó a la música de amplio espectro y terminó en cuestiones personales que tenían en común justo cuando ella anunció que su parada era la próxima.

- Qué pena, pensó él.
- Qué pena, miró ella.

Stones

Sin pensárselo dos veces, Mick sacó uno de esos recuerdos que acostumbraba a comprar, un llavero del que colgaban unos labios abiertos por los que una larga lengua roja saludaba al mundo, icono inconfundible del rock'n'roll, y lo regaló a Ilse, al tiempo que garabateaba su email en un trozo de papel.



Ilse le miró fijamente a los ojos durante unos segundos eternos, antes de plantarle dos besos en los labios.


- Ahora podré decir que he besado a Mick, dijo alejándose hacia la puerta.

- Pleased to meet you -atinó a contestar- glad you got my name, acabó la frase para sus adentros.

A punto de salir tras ella y perder el último tren y la cordura, recordó de pronto una promesa que había hecho mucho tiempo atrás y se quedó paralizado viendo cómo Ilse acababa de bajar los peldaños y las puertas se cerraban.

Apesadumbrado, desvió los ojos hacia las luces que indicaban el camino recorrido y contó las que faltaban por encenderse para llegar a su destino: Seven stops, seven stops is all I've got. "Bonito nombre para una historia", se dijo sonriendo.




Dedicado con cariño a mis lectores que llevan inoculado el virus de la música.