viernes, 21 de marzo de 2014

Un viernes de tarde


un viernes de tarde
Un enorme reloj preside la sala del bar en el que acabo de entrar. Una esfera blanca de números y manecillas negras sobre madera oscura colgada en la pared justo al lado de la puerta. Pero no estoy en un aeropuerto, ni siquiera en una estación de tren. Aquí no hay viaje que perder a no ser el de la vida. Estoy enfrente de un mercado, se ve por los ventanales,  y el local está contagiado de su ajetreo.

Es viernes por la tarde y el gigante marca las siete y dieciséis. En sus dominios, gente joven que charla, un niño que merienda goloso una magdalena rellena de chocolate, dos amigas que se cuentan la vida alrededor de una taza de té, o quizás de rooibos con canela, como el mío. Trío de señoras jubiladas que llegaron a media tarde y ya pasaron del café con leche a la tónica. Y detrás mío, en la barra, ¡cómo no! se habla de fútbol. 'Al Madrid le ha tocado contra el Borussia...el Barça...el Sevilla...el Barça...'. Ruido de cacharrería, vasos que se recogen, tazas que se apilan, agua del lavaplatos, pasos que caminan sobre tarima de madera...Parecería que el blanco de las paredes impidiera absorber el parloteo, al igual que el mobiliario, también blanco aséptico, prefiere no impregnarse del ánimo de sus ocupantes. Ejército blanco de tazas, platos, hojas de menú y servilletas, teteras transparentes, cucharitas metálicas a juego con el gris oscuro del suelo y...¡bingo! los taburetes de la barra son redondos y oscuros, como el marco del reloj.

De la magdalena ya no queda ni rastro; del niño, tampoco. Las amigas han consumida su té - o quizás rooibos - y ya se levantan. Los jóvenes pasaron al turno de la cerveza, las jubiladas prosiguen su charla ajenas al resto del universo, el lavaplatos ha terminado su programa y yo he quedado con Anna en un cuarto de hora. Será mejor que también me vaya yendo.


PD 24 de marzo: Tras publicar este post un amigo me envió una viñeta de Forges que viene muy al caso. Aquí os la dejo. ¡Gracias!
Forges_20_marzo_2014_el_bar_español
Forges, 20/03/2014 en El País

jueves, 20 de marzo de 2014

Un poema muy malo

Voy a escribir un poema muy malo
sobre una persona muy buena
malo, malo de solemnidad
para mi amiga Sofía.

A Sofía le gusta mucho el café,

a todas horas estaría tomándose uno,
me dice, "Merche, ¿quedamos para un café?"
casi para cenar le apetece una tacita.

Americano con hielo de preferencia,
sea invierno, otoño o primavera,
cualquier época es la buena,
"me refresca las ideas", asegura.

Otras veces se pasa al carajillo,
de Bailey's, por favor,
entonces le suelo acompañar
y acostumbra a ser el inicio de una buena noche.