lunes, 9 de mayo de 2016

Léeme



Una palabra, cinco letras, un acento, un imperativo. Fue lo que me llamó la atención, esas mayúsculas azules sobre un post-it amarillo pegado a un objeto rectangular que, visto así de lejos, debía de ser una lectura.

Estaba apoyado en el respaldo de un banco de madera, solitario a la sombra en esa mañana de sol y murmullo alegre de domingo.

Me acerqué curiosa por ver si sería un manual que me ofrecía un viaje directo a la felicidad a través de alguna religión oficial u oficiosa. Pero para mi sorpresa se trataba de una novela que parecía recién salida de la librería. 'DOBLE VIDA', vaya, qué título misterioso, como su manera de llegar hasta mí, pensé.

Extrañada, miré a mi alrededor suponiendo que alguien se lo había olvidado y que aparecería a recuperarlo con el paso apresurado y la mirada preocupada. Pero no, no llegó nadie ni vi ninguna cámara oculta.

Así que abrí el libro, así para saber más. Y en la primera página, un mensaje del autor tamponado en letras de nuevo azules, daba la bienvenida:

"Si te has encontrado este libro y te gusta la lectura, estás de enhorabuena. Te invito a que lo leas: si te gusta, escríbeme un mensaje y, si no te gusta, déjalo en un lugar público, como donde lo encontraste, para que otra persona pueda disfrutarlo".

Acababa el autor su mensaje con un sincero 'ayúdame a hacerme un hueco en este complicado mundo de la literatura', sus datos de contacto en redes sociales y me felicitaba Sant Jordi con un 'Feliz día del libro anticipado'.

Uaaauuu, ¡qué maravilla! No me lo podía creer, estaba viviendo un momento mágico de esos que no suceden a menudo. Sin saberlo, José Luis Molinero se había ganado mi simpatía y admiración por su manera de darse a conocer.

Salí de la sombra ya con el libro bajo el brazo y, liviana, seguí caminando al sol bordeando el estanque del Retiro. Ya no estaba sola, tenía una historia que se venía conmigo en AVE a Barcelona.

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